Los 3 ganadores juveniles del XVII Concurso de Microrrelatos sobre la Violencia contra las Mujeres organizado por la THAM son de Moralzarzal. Mira los relatos.
Con motivo de la conmemoración del 25 de noviembre, Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra las Mujeres se ha celebrado el XVII Concurso de microrrelatos. Queremos compartir los ganadores y los finalistas, todos ellos vecinos y vecinas de nuestros municipios.
En la categoría juvenil queremos agradecer la implicación del profesorado del Colegio Fontenebro de Moralzarzal que ha motivado la participación del alumnado.
CATEGORIA ADULTOS
Ganador: “Cuando decida darle cuerda”, de Antonio Samuel Martín Polo, de Hoyo de Manzanares.
1ª finalista: “Las cartas de la vida”, de Eva Mª Díaz Ribera, de Torrelodones.
2ª finalista: “El amor de mi vida”, de Tatiana Isaza, de Hoyo de Manzanares.
CATEGORIA JUVENIL
Ganador: “Querido diario”, de María Abril Cuadrado, de Moralzarzal.
1ª finalista: “Los monstruos”, de Diego Luna, de Moralzarzal.
2ª finalista: “Quiero recuperarme”, de Sara Cimas, de Moralzarzal.
MICRORRELATOS
Cuando decida darle cuerda
El reloj sobre la mesa dejó de sonar hace semanas.
El silencio de la casa la envolvía, pero no pesaba como antes.
Las paredes, antes tan estrechas, habían aprendido a respirar justo a ella.
Cada rincón guardaba cicatrices invisibles, pero también huellas nuevas, ligeras.
Al girar la cuchara en su taza de té, pensó en el huracán que un día fue su vida.
Ya no quedaban escombros, solo un campo fértil bajo la tormenta que se desvanecía.
Los días eran largos, pero no vacíos.
Sabía que el reloj volvería a andar cuando ella decidiera darle cuerda.
Antonio Samuel Martín Polo (Hoyo de Manzanares).
Las Cartas de la Vida
Alicia no había tenido suerte en el reparto de las cartas que le habían tocado. El Rey de Bastos le había golpeado el cuerpo y la autoestima. Aun así, Alicia no dio la partida por perdida. Se alió con otros palos de la misma baraja: porque no todas las espadas, ni las copas, ni los bastos, eran dañinos; y algunos oros eran muy falsos, pero con coraje, ayuda, y determinación, su fortuna cambió, y ganó ese envite en el juego de su vida.
Ahora sale con el carismático Rey de Oros, pero guarda un comodín en la manga para imprevistos.
Eva María Díaz Ribera (Torrelodones).
El amor de mi vida
Su voz, repetida en mi cabeza, como si hubiera normalizado todas las palabras que se fueron quedando, como eres una inútil, no vales para nada, sin mí no eres nadie, estás loca, y tantas más. Sus gritos retumbaban las paredes de la casa, esa que alguna vez había sido nuestro hogar, ya no era un lugar seguro, tenía miedo, me había hecho pequeña, y mi luz se fue apagando, hasta dejarme seca. Mis amigas me ayudaron a darme cuenta, sentí como el sol brillaba de nuevo en mi rostro sintiendo que el amor de mi vida era yo.
Tatiana Isaza Giraldo (Hoyo de Manzanares).
Querido diario
Han pasado ya seis meses y, hoy, por fin puedo escribir sin miedo. Aunque tengo los ojos llenos de lágrimas y un nudo en la garganta, no siento que las paredes me encierren en ese recuerdo. Cuando me miro al espejo, veo un cuerpo lleno de heridas invisibles pero también el reflejo de una mujer libre, sin estar atada a ninguna voz. He vuelto a recordar lo que me hacía feliz: el olor a café recién hecho escuchando mi canción favorita. Leeré esto todos los días para recordarme que escribir estas palabras me aleja un poco más de aquel pasado.
María Abril Cuadrado (Moralzarzal).
Los Monstruos
Los Monstruos te dicen que te quieren. Los Monstruos se levantan temprano para ir a trabajar. Los Monstruos te limpian las heridas. Los Monstruos te abrazan cuando tienes que llorar. Los Monstruos duermen a tu lado. Los Monstruos no parecen Monstruos.
Diego Luna (Moralzarzal).
«Quiero recuperarme»
Un golpe. Luego otro. Un “no volverá a pasar”. Un insulto. Otro golpe. Un “me lo merezco”. Un cuerpo lleno de cardenales. Una mente llena de miedos. Un “estoy sola”. Un yo perdido. Más golpes e insultos. Un “ya no puedo más”. Una reflexión. Una llamada. Un “estoy salvada”. Una sombra que me sigue. Unos temores que acechan. Un “quiero recuperarme”. Unas cicatrices sanadas. Unos recuerdos superados. Un “vuelvo a ser yo”.
Sara Cimas (Moralzarzal).
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